07 septiembre 2007

Caminando


Caminando por las quebradas jujeñas, aprendí mucho de la gente y aprendí mucho de mi misma.

La vida es un viaje que cambia constantemente y que te regala paisajes, personas, vivencias, experiencias y sabores.

Mi vida es un camino que se construye y reconstruye permanentemente, en el cuál cada persona y cada experiencias dejan una huella.

Algunas huellas marcan senderos, algunas propias y otras ajenas.

Vida dormida

Dar vida. Darnos vida.
Que dormidos que a veces estamos, aún cuando pensamos que estamos totalmente despiertos.
Hace mucho tiempo leí una frase plasmada en un libro que decía "darse cuenta", pero ¿de qué?
Cuantas cosas que nos pasan desapercibidas, pero ¿cómo verlas?
Cuantas verdades que no logramos ver, pero ¿dónde encontrarlas?
A veces parece cuestión de tiempo, a veces de años, otras tantas de vidas.

Miranos el pasado en busca de respuestas. El nuestro, el de nuestros padres, el de los abuelos, el de los vecinos, el del país y hasta el de la humanidad.

¿Buscamos respuestas a preguntas erróneas? ¿Formulamos preguntas que no tienen respuestas?

Dar vida. Darse vida.
¿La vida nos pasa o la dejamos pasar? A veces nos toca. A veces la tocamos. A veces nos escondemos para que no nos encuentre. A veces desearíamos desaparecer, aunque sea un instante. Otras, la buscamos apasionadamente, la queremos abrazar, la queremos atrapar y que no se escape.

Vivir es difícil. No vivir es más fácil y cómodo, pero aburrido y frustrante.
Vivir a veces asusta. Pero es más gratificante cuando vivis haciendo lo que te gusta.

Ser

El camino de las ideas puede ser inspirador, agobiante, perturbador, pero también fructífero.
Todo lo que es primero fue idea. Todo lo que no es, quizás también lo fue, pero alguien no lo concretó.

A veces me quedo pensando en por qué hay tanta gente que sueña y tan pocos los que viven de sus sueños. Y ahí me surge la palabra miedo. ¿A qué le tenemos miedo?

Miedo al primer trabajo, al primer novio, a la primera pérdida. Miedo a la soledad, a la enfermedad, a la desdicha. Miedo a no ser lo sufientemente inteligentes para triunfar en nuestra profesión. Miedo a no ser lo suficientemente atractivos como para estar con la persona deseada. Miedo a no ser lo suficientemente buenos como para que nos traten bien. Miedo a no ser lo suficientemente valientes como para conseguir todo lo que queremos. Miedo a no ser la persona que nos gustaría ser. Pero, ¿si empezamos siendo como somos y vemos como nos sentimos siendo?

Ser, tiene Sustancia
Ser, tiene Emotividad
Ser, tiene Recursos

Se es siendo ese Ser que esta ahí dentro y al que no dejamos salir porque no lo conocemos.

La matemática del amor

Amor

Qué será el amor? Veamos:
Amarnos a nosotros mismos es un riquisito fundamental para poder amar a otros.
Mirarnos a nosotros mismos, es una recomendación para poder ser más comprensivos con los otros.
Oír nuestra vos interior, es la mejor guía para tomar buenas decisiones.
Recordar que la vida es corta, es un buen consejo para disfrutar cada día como si fuera el último.

Amarnos + mirarnos + oír + recordar = AMOR
Amarnos - mirarnos + oír + recordar = EGOCENTRISMO
Amarnos - mirarnos - oír + recordar = SUPERFICIALIDAD
Amarnos - mirarnos - oír - recordar = SOLEDAD

Yo me quedo con la primer ecuación...

Porque nos queremos tanto

Él, el más lindo de todos

Porque tu sonrisa es una caricia para mi alma.
Porque tu recuerdo siempre me acompaña.
Porque tu mirada me conmueve.
Porque tu sensibilidad me cautiva.
Porque tu filosofía me identifica.
Porque tu compañía me completa.
Porque tu silencio me demuestra que no hacen falta las palabras.

Sos un ser especial, que penetró mi corazón sin darse cuenta, sin darme cuenta.
Sos mi amigo, mi compinche, mi amado y mi deleite.
Sos mi compañero de camino, de fantasías y de realidades.

Con tu dulzura y tu transparencia desarmaste todas mis armaduras.
Soy lo mejor de mi siendo con vos.

Gracias por cruzarte en mi camino y gracias por elegir caminarlo juntos.

28 agosto 2005

La Palabra SEXO

A veces me pregunto si las histerias están relacionadas con el sexo.
Hace muchos años, unos 10, cursaba una de las primeras materias de mi carrera y tenia una profesora muy irritable y malhumorada. El rumor de que estaba mal cogida corría por los pasillos de la facultad. En ese momento no lo entendía mucho, ya que yo vivía de novia desde los 17 y no sabia muy bien los efectos que puede producir la falta de buen sexo.
Tiempo después conocí a una compañera, que pronto se convirtió en amiga de salidas nocturnas, que tenia 23 (y yo sólo 20, o 19?) y que vivía histérica, tensa, a la caza de un hombre símil príncipe azul. Se convirtió en una persona tan celosa y posesiva, que yo misma me dije: debe estar mal cogida, bueno, en realidad era virgen!!! Pero, aún en ese momento, no comprendía al 100 % el significado de dicha frase.
Ni cuando me separe (y luego me divorcié) comprendí el sentido profundo de esa oración.
Hoy, 10 años después, casi pisando los 30 (o disfrutando mis últimos 29, recién cumplidos), me encuentro sola, hiperactiva, sobrecargada de trabajo, y aún así inquieta, preguntándome si estas energías sobrantes no son falta de sexo??!! RECORCHOLIS

06 agosto 2005

Viajes: capítulo I

Esa tarde estaba melancólica. Sola, en el balcón de un restaurante peruano. Miraba el cielo, las nubes pasar, la gente que aburridamente caminaba por la plaza. Revolvía mi tortilla de papas muy mal cocida, medio cruda, pero era lo que iba a comer. No tenia ganas de quejarme con el mozo. Mi mente pululaba por días pasados, mágicos momentos de un camino del inca que marco mi alma como un herida que sana.
En aquellos días, mientras caminaba sola, en paz, armónicamente en medio de las montañas me hubiera gustado ser pasto, ser planta, ser pájaro, convertirme en algo que forzosamente forme parte del lugar, para quedarme allí. Miraba el abismo y era como mirar el todo. La inmensidad del lugar llenaba mi alma. Nada faltaba, el silencio me acariciaba y deseaba seguir así. Cuando algún otro caminante pasaba a mi lado, deseaba ser invisible para que no me hablara. Para otros, estar tantos días por el camino era aterrador, buscaban permanentemente un compañero de viaje, alguien con quien charlar. El silencio les molestaba. La soledad les aterraba. A mi todo eso me gustaba.
Llegar a Machu Pichu fue una gran satisfacción, pero a la vez significaba la finalización del viaje. Una amiga, tiempo después, me dijo que el camino del inca era como una metáfora de la vida. Quizás lo fue.

Miradas

Mirarte a los ojos es como conectarme con el cosmos. Sentirme centro del universo como por primera vez. Estar contigo y sentirme bien conmigo. Sentir que completas cada movimiento de mi ser, cada pensamiento que expresé, cada sonrisa que empecé. Sentirme viva al tocar el corazón de otro que a la vez es tocar el mío.
Sentirme acompañada aún cuando estoy sola. Sentirme abrazada aún cuando nadie me toca.
Quién podría desear algo más que sentirse amado y poder amar al alguien. Pasan los años, las décadas y los cumpleaños. Nos hacemos grandes, adultos, viejos. Y al final, cuando a solas nos encontramos, desearíamos compartir con otro nuestra soledad.

Vaivenes

Añoramos el pasado, tememos el futuro y paralizamos el presente. Nos prometemos que el futuro será mejor. Nos aferramos a los buenos recuerdos de un pasado que ya paso. El presente es un puro estar.
Miedos, excusas, culpas, culpables, la suerte que nunca llega, el cruel azar que desbarata nuestros sueños. Dejamos de soñar. Tememos proyectar. Y... nos atrapa el vació, ¿qué falta, qué nos falta? Sensación incesante de nunca estar llenos, de nunca sentirse satisfechos. ¿Y qué es lo que falta en nuestra vida, en nuestra historia, en nuestra película? Falta el protagonista, faltamos nosotros mismos, haciéndonos responsables de la elección de nuestros caminos.

Nosotros

Cuan complicados que nos convertimos a medida que corre el reloj de nuestro tiempo interno. Espantamos a quienes nos quieren y nos espantamos de nosotros mismos. Tiempos de queja por la soledad y tiempos de queja por querer estar solos.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué es tan difícil conectarse con uno mismo y descubrir lo que realmente queremos?
Nos aturdimos con los ruidos del ambiente, con los ruidos de nuestra cabeza y con los ruidos de otra gente. Pero tememos quedarnos en silencio con nosotros mismos. Esperamos que por arte de magia algo nos haga felices, y después nos decepcionamos.
Pero ¿por qué no somos auténticos? ¿por qué no hurgamos dentro de nosotros para conocernos más? ¿qué tememos conocer?
La luz nunca llegará mientras mantengamos los ojos cerrados.

21 julio 2005

Caminos

Todo nuevo camino es un desafío, una invitación al cambio, al crecimiento.
También es una decisión de vida, un decidirse a enfrentar lo nuevo, con los miedos que ello conlleva.
Y no hay garantías de éxito, pero tampoco de fracaso.
Sólo hay lo que el mundo nos regala y lo que nosotros creamos.
Creemos entonces caminos de rosas, pero sin espinas.
Creemos senderos de brisa, pero sin tempestad.
Creemos surcos en la tierra en donde sembrar.

18 julio 2005

Recuerdos

Pensamos en nuestra propia mente como en una casa de tesoros que nunca se borraran. Pensamos en nuestra vida como una antigua película que podemos rebobinar para volver a mirar. Pero cuando lo intentamos algo parece faltar. Una extrañeza nos invade, nos atrapa. Empezamos a dudar. Aquello que nos parece lejano y difuso ¿alguna vez lo hemos vivido?Con el tiempo los recuerdos cambian, mutan. Ya no son fieles a aquella realidad que vivimos y que no podemos recuperar, aunque la sospechamos.Llegamos a dudar de nuestros propios recuerdos, tan plagados de conceptos, dramatizaciones y selectividad. Cuando tratamos de recordar detalles, nos damos cuenta de que han desaparecido. Sobre experiencias malas, recordamos mucho y muchos detalles que agregamos tiempo después. Pero cuando intentamos recordar las buenas, esos momentos que en el fondo sentimos que hemos vivido, ya no aparecen, se han ido y no se pueden recuperar.Miramos extrañados nuestra vida... nuestro pasado. A veces, para sentirnos vivos, tratamos de recuperar instantes pasados en los que realmente sentimos momentos intensos de felicidad. Pero ya no están. Pareciera que sólo podemos hilar aquellos recuerdos y sentimientos que nos unen a personas que siguen formando parte de nuestra realidad cotidiana. Y aún así, cuando conversamos con ellos, nos damos cuenta que los recuerdos que creíamos unirnos en realidad son muy difusos, diferentes, hasta a veces, contradictorios. Pero aún así maravillosos.¿Pero que pasa con los recuerdos de gente que hemos dejado en el camino? Maximizamos los buenos de aquellos que consideramos buenos, y exageramos los malos de aquellos que nos lastimaron. Pero hoy, ¿qué maximizamos o exageramos? ¿sentimos que estamos vivos? Cuando estar vivo es sentir la vida en toda su intensidad, ¿qué hacer si no la encontramos en el presente? A veces nos convencemos de que siempre fue así, o que ser así es como debe ser. Pero en el fondo de nuestro corazón sentimos que falta algo, sentimos que no es así, pero también sentimos que no sabemos como es.

17 julio 2005

Abriendo puertas

Abre puertas y espía que hay detrás.
No les temas, pero espía.
La vida es una sucesión infinita de puertas cerradas, semiabiertas o entornadas. Difícilmente encontremos puertas completamente abiertas, salvo las que nos han abierto otros y nos han invitado a entrar. Y a veces entrar es como encerrarse. Ellos han elegido por nosotros sin que nos demos cuenta. Pensamos que es el curso natural de las cosas. Que otros señalen nuestros caminos, nuestro caminar. Y no esta mal.
Desde que nacemos necesitamos esa primer guía, esa primer indicación. No sólo la necesitamos, sino que la exigimos: ¿qué ropa de pongo mamá? ¿esta bien que diga tal cosa cuando me preguntan tal otra? Si bien en los primeros años de la adolescencia nos sentimos oprimidos por tanta indicación, y nos creemos capaces de revelarnos contra el mundo y de saber que puertas debemos abrir, al cabo de unos años nos damos cuenta, aunque no lo reconozcamos, que lo que en realidad hacemos es buscar nuevas fuentes que nos indiquen por que caminos transitar.
Maestros, amigos, vecinos, estrellas de televisión o cine, le danos voz a quien pueda indicarnos un camino útil, o que lo parezca. Pero los años siguen pasando, miramos las puertas abiertas, nos reprochamos por haber traspasado algunas y pensamos que no existen muchas otras. Creemos que las abiertas son casi las únicas que se podrán abrir. Intuimos en el fondo de nuestro corazón que debe haber otras. Miramos a nuestro alrededor y vemos que otros han abierto otras. Pero, nos decimos, ellos tuvieron más suerte, una mejor familia, más dinero, más belleza, inteligencia, mejores contactos.
Dentro de nuestro campo de percepción la cantidad de puertas es cada vez más limitada. Y reaparece el dolor no ya del adolescente frustrado sino del adulto vencido. Es lo que me toco, se escucha por allí. Fulano tuvo más suerte que yo, que le voy a hacer. A ella siempre le fue bien, nació con estrella, otros no.
Y así iniciamos nuestra vida adulta compadeciéndonos de nosotros mismos, resignando ilusiones y sueños por culpa del azar.
Quizás deberíamos volver un poco a ser niños. Comenzar a dibujar muchas puertas en un papel. Ponerles nombre, señalar caminos. Dar vuelta el papel y seguir dibujando puertas. Luego, sentarnos tranquilos con un café en mano, mirar los dibujos a distancia, reflexionar, analizar. Escuchar lo que el tacto de nuestras manos con el lápiz y el papel nos tiene que decir. Quizás nos demos cuenta que tenemos el poder. El poder de imaginar, de crear, de dibujar puertas y caminos, de inventarlos. Finalmente, quizás comprendamos que tenemos el poder de elegir cual deseamos abrir.

14 julio 2005

¿Contra quién peleas?

La guerra, todos la detestamos, bueno, casi todos. ¿Pero no nos hacemos la guerra cuando nos enojamos con nosotros mismos?
Duele sentirse víctima, duele que otros tengan el poder de hacernos doler.
A veces desearíamos ser tortugitas, de duro caparazón. ¿Desearíamos, vos o yo?
Hablemos de mi...
Aunque hablando de mi también hable de tí.
Despertarse y sentirse ahogado, atado, hundido.
Mirar por la ventana de la vida y ver la nada, el miedo.
Caminar distraído, sin rumbo, o buscando un rumbo ajeno.
Mirar a los otros para encontrar un pedazo de lo que uno fue.
Mirar a los otros esperando encontrar el camino para ser.
Esos ojos nos persiguen, nos vigilan, nos complican.
Nos dicen cosas, pero ¿qué?
Colocarse frente a un espejo no es lo mismo que pararse frente a los otros.
Pero cuando miro mi espejo ¿me veo? ¿qué veo?
lo que realmente soy???
lo que creo que soy????
lo que pienso que debería ser?????
lo que otros dicen que realmente soy?????
pero... quién soy? quién mira?

Lo que hacemos

El mundo, mi mundo, tú mundo. Mundos, muchos, pocos, ninguno. ¿Cuál es el que importa? ¿Cuál es el que tú elegirás?
Cuando elegimos el nuestro a veces asusta. Elegir es decidir. Decidir es hacerse responsable... ¿De qué? Entonces, a quien echarle la culpa cuando algo sale mal.
Nos encantaría que la noche sea luna, que la vida sea novela, que las heridas sean ajenas.
Huellas, todos dejamos huellas, en otros y en nosotros. ¡Que peso! Pero si nosotros somos buenos... pero igual dejamos huella.

Tan sólo palabras

Nunca es demasiado tarde. Nunca es nunca. Nunca es siempre.
Todo en la vida es relativo, salvo el hecho de que estamos vivos.
A veces nos sentimos dormidos, caídos, casi muertos. Esperamos un llamado, una caricia, una sonrisa de algodón. Ternura, que palabra en extinción. Palabras, esa es una de las cosas que más buscamos. Palabras que besen, que acaricien, que llenen eso corazón que a veces se rompe.
Pero las palabras también son crueles, hieren, lastiman, roban ilusiones que ya estaban perdidas, aunque fuesen mías. Y sin embargo todo vuelve a empezar, una y otra vez. Como cuando éramos niños, volvemos a escribir en nuestra alma "había una vez..." esperando llegar al final feliz que acostumbra a no aparecer. Paradójico, el único final es dejar de existir y si no existimos ya no seremos felices.
La felicidad, otra palabra que significa infinidad de cosas para cada uno que la piensa, la busca, la siente, la anhela, la necesita. Pero pobre palabra, la cargamos de compromisos, promesas, proyectos, deudas y deberes. Y ella no se puede defender, no le puede avisar a quienes la usan que ella no se deja usar, sólo se deja sentir.
Te agradezco palabra mordisco, a vos que iluminaste mi alma y me inspiraste a volver a escribir.
Todos tienen una musa, o la buscan o la desean, yo tengo a mordisco.

Hoy empieza...

Hoy empieza la creación, de una nueva vida, de una nueva historia, de un nuevo sueño.
Hoy empieza la construcción del primer camino que llevará muchos más.