14 julio 2005

Tan sólo palabras

Nunca es demasiado tarde. Nunca es nunca. Nunca es siempre.
Todo en la vida es relativo, salvo el hecho de que estamos vivos.
A veces nos sentimos dormidos, caídos, casi muertos. Esperamos un llamado, una caricia, una sonrisa de algodón. Ternura, que palabra en extinción. Palabras, esa es una de las cosas que más buscamos. Palabras que besen, que acaricien, que llenen eso corazón que a veces se rompe.
Pero las palabras también son crueles, hieren, lastiman, roban ilusiones que ya estaban perdidas, aunque fuesen mías. Y sin embargo todo vuelve a empezar, una y otra vez. Como cuando éramos niños, volvemos a escribir en nuestra alma "había una vez..." esperando llegar al final feliz que acostumbra a no aparecer. Paradójico, el único final es dejar de existir y si no existimos ya no seremos felices.
La felicidad, otra palabra que significa infinidad de cosas para cada uno que la piensa, la busca, la siente, la anhela, la necesita. Pero pobre palabra, la cargamos de compromisos, promesas, proyectos, deudas y deberes. Y ella no se puede defender, no le puede avisar a quienes la usan que ella no se deja usar, sólo se deja sentir.
Te agradezco palabra mordisco, a vos que iluminaste mi alma y me inspiraste a volver a escribir.
Todos tienen una musa, o la buscan o la desean, yo tengo a mordisco.

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